La nueva estrella de la IA es Alexandr Wang: Zuckerberg le ha dado las llaves del futuro a un niño prodigio del 97
Está el ecosistema del talento de élite en IA como un hormiguero bajo la lluvia por los 100 kilazos que está desembolsando Zuckerberg (en algún caso incluso más) para poder llevarse a Meta a no solo científicos de IA de muy alto nivel, sino al tipo de gente que es capaz de mover la aguja que más importa: la de la capitalización bursátil de la empresa entera.
En esas, seguramente no está haciendo todo el ruido que merece la persona en cuyas manos ha terminado el poder real de Meta. Es quien resolvió el problema más mundano y decisivo: cómo alimentarla.
Como él mismo ha explicado, "la IA se reduce a tres pilares: cómputo, datos y algoritmos. El cómputo lo impulsa gente como NVIDIA, los avances algorítmicos vienen de grandes laboratorios como OpenAI, y los datos los alimenta Scale".
Su gran acierto fue entender algo que en 2025 parece obvio pero que hace unos años apenas lo era: que el cuello de botella de la IA no va solo de algoritmos o de potencia de cálculo, sino de datos de calidad, algo que ya contamos
Y resulta que todo el mundo necesitaba palas.
El lunes, Zuckerberg envió un memo interno que suena más a declaración de guerra que a simple reorganización. Y es justo reconocer que cuando Zuckerberg se pone en modo visionario, suele acertar. Hace nueve años lo clavó.
Wang es un genio técnico, pero solo explica una parte de su meteórico ascenso pese a su juventud. Lo menos evidente es esa comprensión precoz de dónde está el valor real. Cuando investigadores mucho más experimentados que él se centraban en competir creando mejores algoritmos, él se dio cuenta de que el futuro sería de quien controlase los datos.
"Puedes tener los mejores algoritmos del mundo, pero si no tienes datos de calidad, no tienes nada", dijo Wang. Scale AI se convirtió en el proveedor de datos para OpenAI, Google, Microsoft y, por supuesto, Meta. Básicamente, se colocó en el centro de la cadena de suministro de la IA moderna. Algo que ha valido más de 14.000 millones.
Su filosofía empresarial es también pura madurez y equilibrio, no siempre presentes en emprendedores under 30 (ejem). Sigue manteniendo el control personal sobre cada contratación. También sobre cada entrega de datos a sus clientes. "La calidad es fractal, los estándares altos se filtran por toda la organización", ha dicho.
También es cierto que si Scale AI se encontrase en concurso de acreedores, diríamos de él que no supo delegar. Como el escenario es muy distinto, elogiamos su implicación.
Es, en cualquier caso, obsesivo hasta el extremo, pero en los aspectos concretos correctos y no con todo el ancho de una organización. "Si realmente te excedes en algo, si vas a 10 millas por hora de más y constantemente vas más allá, entonces mejorarás más rápido que cualquier otro", dijo. Pisa el acelerador para no levantar el pie de ahí.
Meta necesitaba a Wang porque su estrategia anterior no ha terminado de funcionar:
Y su solución ha sido comprar el ecosistema de datos más valioso del mundo y darle las llaves a su creador.
La reorganización de Meta bajo el paraguas de 'Meta Superintelligence Labs' es mucho más que cosmética. Es una admisión tácita de que la IA no puede ser un departamento más dentro de Meta. Tiene que ser Meta. Y ha puesto a un veinteañero sin pedigrí académico tradicional incluso por encima de científicos con décadas de experiencia, como todo un Yann LeCun.
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