China se vuelve terreno hostil para Microsoft: su primera ‘joint venture’ deja de operar y arrastra miles de despidos
Durante más de tres décadas, Microsoft ha mantenido una presencia constante en China. Aunque el país representa solo una fracción de sus ingresos globales, la compañía de Redmond apostó por posicionarse allí con productos como Windows y Office, y con una red de centros de investigación orientados a colaborar con el ecosistema tecnológico local. Hoy, en un escenario marcado por la tensión geopolítica, esa apuesta comienza a diluirse: Microsoft ha empezado a deshacer acuerdos y a clausurar instalaciones, en lo que parece formar parte de un plan de reorganización más amplio en la región.
Una joint venture de Microsoft en China echa el cierre. Según informa South China Morning Post, Wicresoft, la primera empresa conjunta creada por Microsoft en el país, cesará sus operaciones. Aunque la situación para las tecnológicas estadounidenses en China se ha ido complicando con el tiempo, el anuncio ha pillado por sorpresa. De acuerdo con el periódico hongkonés, los empleados fueron informados este lunes de que su trabajo vinculado a la firma de software liderada por Satya Nadella “llegará a su fin”. Citando al medio chino Caijing, la medida afectará a unos 2.000 trabajadores.
Impulso para las alternativas locales. La retirada progresiva de Microsoft en China deja espacio libre que otras firmas locales no han tardado en aprovechar. Una de las grandes beneficiadas es Kingsoft Office, responsable de WPS Office, una suite ofimática compatible con los formatos de Microsoft que ya ha superado los 100 millones de usuarios diarios en el país. Su experiencia en el mercado local y su parecido funcional con Office (a primera vista parece un clon) la han convertido en una opción cada vez más adoptada por organismos públicos, bancos y operadores de telecomunicaciones.
Desde 2022, las empresas estatales chinas están obligadas a presentar informes trimestrales sobre su progreso en la sustitución de software extranjero por alternativas nacionales. Como apunta el periódico estadounidense The Wall Street Journal, esta política, impulsada desde Pekín en plena guerra tecnológica y comercial con Estados Unidos, ha favorecido directamente a compañías como Kingsoft, que ahora cuentan con el respaldo implícito del aparato estatal. El resultado: menos licencias para Office y más despliegue de WPS en sectores estratégicos donde se mueve Microsoft.
El paso atrás sde Wicresoft no es un caso aislado. En los últimos dos años, Microsoft ha ido reduciendo progresivamente su presencia en el gigante asiático. En 2023, la compañía cerró todas sus tiendas físicas en China, ofreció reubicaciones a cientos de empleados del área de inteligencia artificial y aplicó recortes de plantilla. Más recientemente, también ha endurecido sus protocolos internos de seguridad, obligando a sus trabajadores en China a utilizar exclusivamente iPhones para acceder a plataformas corporativas, debido a las restricciones impuestas por la falta de Google Play en el país.
El laboratorio de Shanghái es otro ejemplo de ese repliegue. Inaugurado en 2019 como el mayor centro de su tipo fuera de Estados Unidos, el IoT & AI Insider Lab fue concebido para impulsar el desarrollo de tecnologías estratégicas en colaboración con empresas locales. Cerró sus puertas a principios de 2024 tras apoyar más de 250 proyectos y formar a miles de profesionales. Su clausura confirma una tendencia que, aunque no del todo inesperada, sí evidencia un cambio profundo en la estrategia de Microsoft en uno de los países donde más tiempo lleva operando y donde había realizado múltiples apuestas.
Retirada en plena guerra comercial. El repliegue de Microsoft no ocurre en el vacío. Coincide con una nueva escalada en las tensiones entre Washington y Pekín que ha reactivado la guerra comercial a gran escala. Donald Trump ha amenazado con imponer aranceles adicionales del 50% si China no retira sus medidas de represalia, que llegaron después de las primeras oleadas de gravámenes impulsadas por la Casa Blanca tras su regreso al poder. En este clima, muchas compañías estadounidenses cotizadas se están desplomando en bolsa, arrastrando consigo a sectores enteros y otros mercados del mundo.
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