A la gran pregunta de si se puede perder peso andando, la ciencia tiene una respuesta. Y tiene todo que ver con la genética
Existen mĂșltiples motivos para ponernos a caminar, a tratar de acercarnos a esa cifra (mĂĄs bien simbĂłlica) de los 10.000 pasos diarios. Para muchos, mantener el peso bajo control es uno de los principales motivos.
En este sentido, la genética juega un papel importante, ya que algunas personas tienen una mayor predisposición a acumular masa corporal. Llevamos tan solo un par de décadas aprendiendo cuåles son las (diversas) variantes genéticas que se asocian a nuestra facilidad para aumentar nuestro peso.
Un estudio publicado este año realizó una compilación de las distintas variantes genéticas identificadas hasta la fecha vinculadas con esta facilidad para perder peso a través de dietas y ejercicios. El equipo encontró 30 marcadores genéticos vinculados a la respuesta de nuestro cuerpo a las dietas y 24 asociados al ejercicio.
Porque lagenĂ©tica no es un factor aislado: no son nuestros genes en sĂ mismos los que nos hacen engordar. Estos no son mĂĄs que una parte de un sistema complejo en el que interactĂșan con nuestra dieta y otros hĂĄbitos de vida.
Para comprender estas interacciones, un estudio realizado por la American Heart Association analizĂł el grado en el que andar podĂa reducir el impacto de la genĂ©tica y la vida sedentaria sobre nuestro Ăndice de masa corporal. El anĂĄlisis, publicado en 2012, observĂł que el acto de caminar podĂa, efectivamente, contrarrestar nuestra predisposiciĂłn genĂ©tica a ganar peso, frente a hĂĄbitos sedentarios como ver la televisiĂłn cuyo efecto era el contrario.
Para realizar el estudio, el equipo compilĂł informaciĂłn sobre mĂĄs de 12.000 participantes, incluyendo informaciĂłn sobre variantes genĂ©ticas (32 en total) asociadas a altos Ăndices de masa corporal. Estimaron que caminar al menos una hora al dĂa podĂa reducir la masa corporal de las personas en unos 0,06 kg/m².
MĂĄs pasos
Un estudio mĂĄs reciente profundizaba en la cuestiĂłn. El anĂĄlisis, publicado este año en la revista JAMA Network, se planteaba si las personas con determinadas predisposiciones genĂ©ticas vinculadas al sobrepeso requerĂan niveles especĂficos de ejercicio si querĂan evitar alcanzar los lĂmites establecidos en Ăndice de masa corporal para la obesidad.
El estudio se realizĂł con 3.124 participantes adultos y se observĂł que, efectivamente, las personas con esta predisposiciĂłn genĂ©tica requerĂan caminar mĂĄs en tĂ©rminos de pasos dados al dĂa que las personas con menor riesgo asociado a sus genes. SegĂșn los datos obtenidos, las personas en el percentil alto de riesgo debĂan caminar unos 2.280 pasos mĂĄs que las personas en los percentiles medios, un total de 11.020 pasos al dĂa, si querĂan equiparar su riesgo de obesidad.
Aunque, como norma general, controlar nuestra dieta es una mejor herramienta para perder peso, el ejercicio puede ayudarnos en nuestras intentonas. El ejercicio es, por ejemplo, una herramienta idĂłnea para evitar recuperar el peso que hemos ganado.
Pero ejercitarnos es, sobre todo, una forma de mantenernos saludables. La vida activa tiene muy diversos impactos positivos en nuestra salud, sobre todo en el ĂĄmbito de nuestra salud cardiovascular.
En este blog Hacer cardio o entrenar la fuerza: para la ciencia no hay debate sobre cuĂĄl es el ejercicio idĂłneo a partir de los 50
Imagen Tamar Willoughby
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