“Nos enteramos de ChatGPT por Twitter”: sale a la luz otro posible motivo del cabreo de la junta de OpenAI con Sam Altman

ChatGPT es uno de los productos tecnológicos más importantes de los últimos años. El chatbot conversacional de OpenAI marcó un antes y un después en el mundo de la inteligencia artificial generativa (GenAI), provocó un terremoto en grandes tecnológicas como Google e impulsó una carrera de miles de millones de dólares por liderar la industria.

Si tenemos en cuenta este escenario, podríamos pensar que el lanzamiento de esta importante herramienta recibió el visto bueno de la junta de OpenAI. Ahora bien, tenemos al menos una razón para creer que esto no fue así. Sam Altman habría dado luz verde al lanzamiento de ChatGPT sin avisar al órgano de administración de la compañía.

Cuando hablaron de Helen Toner estamos haciendo referencia a una investigadora de inteligencia artificial (IA) que formaba parte del consejo de administración de OpenAI en el momento del lanzamiento de ChatGPT. Sin embargo, ella dejó su puesto junto a Ilya Sutskever y McCauley cuando Altman fue reincorporado tras su despido.

Poco antes de su dimisión en OpenAI, Toner había copublicado un estudio desde el Centro de Seguridad y Tecnología Emergente (CSET) de la Universidad de Georgetown donde advertía de los riegos de los productos de la firma liderada por OpenAI. “No nos motivó el deseo de ralentizar el trabajo de OpenAI”, afirmó el año pasado.

Los recientes comentarios de la investigadora se suman a otros que se sitúan en línea temporal con la crisis de noviembre de 2023 de OpenAI. Hace apenas unos días se destapaba una polémica relacionada a los intentos de acordar con Scarlett Johansson para que ChatGPT pudiera tener la voz de Samantha de Her’, negociación que fracasó, pero que no impidió que el modo de voz de chatbot tuviera una voz parecida.

Aunque Altman ahora lidera OpenAI con más poder que nunca, e incluso forma parte de su comité de seguridad, el año pasado fue despedido por el consejo de administración. El órgano administrativo de la compañía alegó que el ejecutivo no había sido sincero en sus comunicaciones y que ya no podía confiar en su capacidad.

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