[VIDEO] Un vientre artificial hace crecer a ovejas, y los humanos podrĂan ser los siguientes.
Dentro de lo que parecen bolsas ziplock de gran tamaño repletas de tubos de sangre y fluidos, ocho corderos fetales siguieron desarrollĂĄndose, como lo habrĂan hecho dentro de sus madres. A lo largo de cuatro semanas, sus pulmones y cerebros crecieron, les saliĂł lana, abrieron los ojos, se retorcieron y aprendieron a tragar, segĂșn un nuevo estudio que da el primer paso hacia un Ăștero artificial. Un dĂa, este dispositivo podrĂa ayudar a llevar a tĂ©rmino a los bebĂ©s humanos prematuros fuera del Ăștero, pero por ahora sĂłlo se ha probado en ovejas.
Alan Flake - Cirujano fetal |
Puede que la Biobolsa no se parezca mucho a un Ăștero, pero contiene las mismas partes clave: una bolsa de plĂĄstico transparente que encierra al cordero fetal y lo protege del mundo exterior, como lo harĂa el Ăștero; una soluciĂłn electrolĂtica que baña al cordero de forma similar al lĂquido amniĂłtico del Ăștero; y una forma de que el feto haga circular su sangre e intercambie diĂłxido de carbono por oxĂgeno. Flake y sus colegas publicaron sus resultados en la revista Nature Communications.
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Flake espera que la Biobolsa mejore las opciones de atenciĂłn a los bebĂ©s extremadamente prematuros, cuyos resultados son "bien documentados y sombrĂos", afirma. La prematuridad es la principal causa de muerte de los reciĂ©n nacidos. En Estados Unidos, alrededor del 10% de los bebĂ©s nacen prematuramente, es decir, antes de las 37 semanas de gestaciĂłn. Alrededor del 6%, o 30.000 de esos nacimientos, se consideran extremadamente prematuros, lo que significa que nacieron en la semana 28 de embarazo o antes.
Estos bebĂ©s requieren un apoyo intensivo mientras siguen desarrollĂĄndose fuera del cuerpo de sus madres. Los bebĂ©s que sobreviven al parto necesitan ventilaciĂłn mecĂĄnica, medicamentos y vĂas intravenosas que les proporcionan nutriciĂłn y lĂquidos. Si consiguen salir de la unidad de cuidados intensivos, muchos de estos bebĂ©s (entre el 20 y el 50 por ciento de ellos) siguen sufriendo una serie de problemas de salud derivados del retraso en el desarrollo de sus sistemas orgĂĄnicos.
"AsĂ que los padres tienen que tomar decisiones crĂticas sobre si utilizar medidas agresivas para mantener a estos bebĂ©s con vida, o si permitir cuidados menos dolorosos y reconfortantes", dice la neonatĂłloga Elizabeth Rogers, codirectora del Programa de Seguimiento de la GuarderĂa de Cuidados Intensivos del Hospital Infantil Benioff de la UCSF, que no participĂł en el estudio. "Una de las cosas que no se dicen en los partos prematuros extremos es que hay familias que dicen: 'Si hubiera sabido que el resultado para mi bebĂ© podĂa ser asĂ de malo, no habrĂa elegido hacerle pasar por todo'".
Por eso los cientĂficos llevan dĂ©cadas intentando desarrollar un Ăștero artificial que recree un entorno mĂĄs natural para que un bebĂ© prematuro siga desarrollĂĄndose. Uno de los principales retos era recrear el intrincado sistema circulatorio que conecta a la madre con el feto: la sangre de la madre fluye hacia el bebĂ© y vuelve, intercambiando oxĂgeno por diĂłxido de carbono. La sangre debe fluir con la presiĂłn justa, pero una bomba externa puede dañar el corazĂłn del bebĂ©.
Para resolver este problema, Flake y sus colegas crearon un sistema circulatorio sin bomba. Conectaron los vasos sanguĂneos umbilicales del feto a un nuevo tipo de oxigenador, y la sangre circulĂł sin problemas por el sistema. Lo suficientemente suave, de hecho, como para que el latido del bebĂ© fuera suficiente para impulsar el flujo sanguĂneo sin necesidad de otra bomba.
El siguiente problema que habĂa que resolver era el riesgo de infecciones, al que se enfrentan los bebĂ©s prematuros en incubadoras abiertas en la unidad de cuidados intensivos neonatales, o UCIN. AhĂ es donde entran en juego la bolsa y el lĂquido amniĂłtico artificial. El lĂquido entra y sale de la bolsa como lo harĂa en un Ăștero, eliminando los residuos, protegiendo al bebĂ© de los gĂ©rmenes infecciosos del hospital y manteniendo los pulmones en desarrollo del feto llenos de lĂquido.
Flake y sus colegas probaron el sistema durante cuatro semanas en ocho corderos fetales de entre 105 y 120 dĂas de gestaciĂłn, lo que equivale aproximadamente a los bebĂ©s humanos de entre 22 y 24 semanas de gestaciĂłn. Una vez transcurridas las cuatro semanas, se les colocĂł un respirador normal, como si se tratara de un bebĂ© prematuro en una UCIN.
La salud de los corderos en el ventilador parecĂa casi tan buena como la de un cordero de la misma edad que acababa de nacer por cesĂĄrea. A continuaciĂłn, los corderos fueron retirados del respirador y todos, excepto uno, que estaba lo suficientemente desarrollado como para respirar por sĂ mismo, fueron sacrificados para que los investigadores pudieran examinar sus Ăłrganos. Sus pulmones y cerebros -los sistemas orgĂĄnicos mĂĄs vulnerables a los daños en los bebĂ©s prematuros- parecĂan intactos y tan desarrollados como deberĂan estar en un cordero que creciĂł en una madre.
Por supuesto, los corderos no son humanos, y sus cerebros se desarrollan a un ritmo algo diferente. Los autores reconocen que habrå que seguir investigando sobre la ciencia y la seguridad de este dispositivo antes de que pueda utilizarse en bebés humanos. Ya han empezado a probarlo en corderos de tamaño humano a los que se les colocaron las biobolsas al principio del embarazo. Y estån vigilando a los pocos corderos que sobrevivieron después de que se les quitara el respirador para buscar problemas a largo plazo. Hasta ahora, los corderos parecen bastante sanos. "Creo que es realista pensar en tres años para los primeros ensayos en humanos", dice Flake.
"Es muy interesante y realmente innovador", dice Rogers. "Poder seguir desarrollåndose en un entorno artificial puede reducir los muchos problemas que causa el simple hecho de nacer demasiado pronto". Rogers añade que no todos los centros cuentan con los recursos o la experiencia necesarios para ofrecer cuidados de vanguardia a las embarazadas, un problema que la Biobolsa no podrå resolver. "Sabemos que ya existen disparidades tras un parto prematuro. Si se tiene acceso a una atención regionalizada de alto nivel, los resultados suelen ser mejores que si no se tiene", afirma.
Y a Rogers le preocupa el impacto que pueda tener la Biobolsa en los padres que tienen hijos prematuros. "Creo que mucha gente se ha visto afectada por un parto prematuro y piensa que esto va a ser una soluciĂłn mĂĄgica. Y creo que la prematuridad es realmente complicada". Prevenirla en primer lugar deberĂa ser una prioridad absoluta, dice, pero la Biobolsa podrĂa ayudar a impulsar esa investigaciĂłn.
Para Flake, la investigaciĂłn continĂșa. "Sigo alucinando cada vez que bajo a ver nuestros corderos", dice. "Creo que es algo increĂble sentarse ahĂ y ver al feto en este soporte actuando como lo hace normalmente en el Ăștero... Es un esfuerzo realmente asombroso poder continuar la gestaciĂłn normal fuera de la madre".
Fuente: https://www.nature.com/articles/ncomms15112.pdf
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